Jornada interesante en el centro en la que los alumnos bautizan a la mascota de la Biblioteca.
Todo comenzó el curso anterior 2010/2011 cuando inauguramos nuestra biblioteca y decidimos hacer un concurso para elegir una mascota. Todos los alumnos del Centro se pusieron manos a la obra y el resultado fue éste:
Así que este curso teníamos mascota pero todavía sin bautizar. Y preparamos una campaña electoral en toda regla.
Desde Educación Infantil hasta 6º de Primaria cada niño inventó un nombre; para unos era chica, otros en cambio preferían que fuese chico.
El equipo de profesores que se encarga de las actividades de la biblioteca seleccionó tres finalistas de cada curso. Durante el mes de diciembre y parte de enero los nombres de las mascotas finalistas se convirtieron en un ir y venir, paseando de boca en boca, sin apenas moverse del tablón donde, clavadas a golpe de chincheta, se les dio cobijo.
Ya teníamos previsto la fecha de las votaciones y se colocaron carteles informativos por los pasillos. Así, tras una jornada de reflexión llegó el día tan esperado. Se constituyó la mesa electoral, formada por sorteo, entre alumnos de 5º y 6º de Primaria que ejercían de vocales y secretaria, actuando de presidenta la maestra responsable de la biblioteca y coordinadora de las actividades organizadas desde la misma.
Disponíamos de una urna, un listado con los nombres de todos los votantes y un acta que más tarde firmaríamos los miembros de la mesa para dejar constancia de los resultados de las votaciones y, posteriormente, entregar al director del Centro. Todo esto retrataba una realidad que no dejó a nadie indiferente.
Siguiendo un orden establecido se procedió a la votación desde las 10 h hasta las 11,30 h, y con el consiguiente entusiasmo de los alumnos que formaban parte de la mesa electoral se procedió al escrutinio. Como niños que son no pudieron evitar el entusiasmo o abucheo entre ellos según iban en aumento los votos de aquellos nombres que más les gustaban.
Finalmente resultó ganador “LECTOR-PLANET” para alegría de muchos y el desconsuelo de unos cuantos.Y con la imagen de los más pequeños “botando” por haber “votado”, y la seriedad de los mayores ejerciendo un derecho ficticio, que llegado el momento se convertirá en realidad, se fue difuminando la mañana.